Hay una historia que me gustaría contarles: Había una vez un hombre joven, con un automóvil muy veloz, que le encantaba conducir por caminos poco transitados, se consideraba un gran conductor, nada le resultaba imposible. Un día se encontraba conduciendo por uno de sus caminos preferidos y al entrar en una de sus curvas favoritas, se enfrentó con un automóvil fuera de control, justo antes de chocar este volvió a entrar en su carril, al cruzarse la mujer le grito: “! cerdo!”, bueno, él le respondió inmediatamente, gritándole “¡vaca!”. -Como se atreve insultarme –pensó – yo venía por el carril correcto, ella era la que estaba fuera de control, pero estaba encantado de haberle podido gritar algo antes de que desapareciera y de esta manera pisó el acelerador a fondo, ¡tomó la curva... y chocó con un cerdo!
Ahora, esa si es una historia de paradigmas, el joven respondió de acuerdo a sus viejas reglas, tu me insultas yo te insulto, pero en realidad, ella estaba tratando de advertirle, en los próximos años va a ver mucha gente gritándonos cosas y si nosotros somos flexibles en nuestra forma de pensar lo que escuchará son modificaciones de conducta para proteger la salud, pero sino lo que oiremos nos entrará por un oído y nos saldrá por otro.
La elección es totalmente de ustedes.
En la actualidad existe una gran preocupación por parte de los trabajadores de la salud pública respecto al incremento de cáncer que se produce cada año en México, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud, en su informe técnico número 276, manifestaba que hasta el 75% de los tumores podían ser perfectamente evitados. El sondeo hecho por su servidor con estas publicaciones y el “hidrobarómetro”, me ha permitido conocer la actitud de la comunidad ante el cáncer y su prevención, pero es bien sabido que informar y despertar el interés de la opinión pública es una cosa, pero intentar cambiar el comportamiento es otra. La prevención del cáncer exige la modificación, e incluso el abandono, de unas cuantas costumbres adquiridas por experiencia personal o a través de la tradición cultural.
Las principales recomendaciones son: No fume. Si no puede evitarlo, fume cigarrillos con poco contenido de alquitrán y por favor, no fume donde haya gente. Es increíble, pero, hasta en las salas de espera de los hospitales se encuentra gente fumando.
Modere su consumo de bebidas alcohólicas.
Evite, en lo posible, las exposiciones intensas y prolongadas al sol, especialmente en el caso de niños y si no se tiene costumbre.
Coma frecuentemente frutas y verduras frescas, así como cereales ricos en fibras.
Consuma alimentos con poca grasa y evite el exceso de peso.
Consulte al médico en caso de evolución anormal o cambio de aspecto de un lunar, un bulto o una cicatriz.
Consulte a su médico en caso de trastornos persistentes como tos, ronquera, cambio en los hábitos intestinales o pérdida de peso injustificada.
Hágase regularmente un Papanicolau.
Vigile sus senos regularmente y si es posible, hágase una mamografía a intervalos regulares a partir de los 40 años.
La educación sanitaria sirve, para que la población conozca la importancia de la autoexploración física, de forma que, mediante un sencillo reconocimiento periódico y sistemático, pueda colaborar en la detección temprana de algunos tumores, como es el caso del cáncer de mama, de testículo y melanomas.
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